Como sucede desde hace muchos años, una vez más los chicos de 4to año viajaron hasta la provincia de Salta para llevar adelante su misión, que busca afianzar la fe y la vocación agustina y también ofrecer un servicio social a quienes más lo necesitan.
En el mes de octubre, los alumnos de 4to año tuvieron la oportunidad de viajar hasta las localidades de Molinos – sede parroquial - y Seclantás, en la provincia de Salta, para llevar adelante su misión, que es una de las tantas actividades que impulsa el grupo de Pastoral liderado por Fr. Maxi Rodríguez Royano. Con la coordinación de Majo Belgrano y Carlos Bucceri, una vez más, la misión tuvo como objetivo brindar apoyo y acompañamiento a la comunidad de agustinos del lugar.
Las actividades a las que el grupo de misión se dedicó durante la estadía en Salta fueron muchas y variadas. Por un lado, los chicos recorrieron el pueblo de Molinos e hicieron visitas a las personas que viven allí y en otros parajes cercanos. Por otro lado, como grupo misionero del colegio, se visitó a las familias con un un libro de oraciones y bendiciones que ayuda a llevar adelante el trabajo evangelizador de la parroquia. En esas visitas también se dio la posibilidad de acercarles a las familias distintos materiales que aportó el propio párroco del lugar.
Además de esos encuentros particulares, otra acción de servicio que se realizó durante la misión se lleva a cabo en los distintos colegios del lugar. En algunos casos se trató de escuelas rurales y, en otros, de espacios más urbanos. A todos se les ofreció un momento de recreación para compartir con los chicos y además, como en la provincia de Salta la materia religión es oficial, muchas veces se dieron espacios para promover valores.
En conclusión, la tarea misionera tiene que ver con lograr una presencia y con acercar la fe en el evangelio. Fundamentalmente se trata de compartir. Por eso, la mayoría de los alumnos del CSA vuelven conmovidos a partir de haber advertido una realidad diferente y a partir de haber visto otros paisajes, otras necesidades y otro sentido de la vida. Finalmente, a todos los que se animan a vivir esta experiencia se les mueve el piso.
Lo más importante de esta experiencia misionera tiene que ver con que, si bien son los chicos de 4to año quienes llegan hasta el norte de nuestro país, toda la comunidad del colegio colabora de una u otra forma: reuniendo materiales de trabajo – lana para un grupo de tejedoras, por ejemplo -, útiles escolares, entre otros recursos. Pero además del aporte material, la misión implica animarse a hacer un contacto cultural y social distinto, a entrar en otro ritmo. Se trata de acercarse a los demás, de ponerse al servicio de otro, de escuchar su historia, no importa cuál sea.
En conclusión, la tarea misionera tiene que ver con lograr una presencia y con acercar la fe en el evangelio. Fundamentalmente se trata de compartir. Por eso, la mayoría de los alumnos del CSA vuelven conmovidos a partir de haber advertido una realidad diferente y a partir de haber visto otros paisajes, otras necesidades y otro sentido de la vida. Finalmente, a todos los que se animan a vivir esta experiencia se les mueve el piso.
Por último, quienes coordinan esta actividad quieren destacar uno de sus objetivos: que esta misión pueda crecer año tras año. Por eso, se abre la convocatoria a los chicos y también a los docentes de los distintos niveles para que se sumen en próximos viajes. Como señaló Carlos: “Si somos más podremos ampliar nuestra tarea: llegar a nuevas localidades y parajes que todavía no hemos visitado y, así, ampliar nuestra experiencia que busca compartir la fe y la vocación agustinas”.