Teatro: textos para ser representados


Junto a los chicos de 1er año tratamos de conocer todos los géneros literarios tradicionales: el narrativo, a partir de la lectura de cuentos y novelas; el lírico, que incluye poesías y canciones y, por último; el dramático, integrado por obras teatrales.

Cada uno de esos tres grandes y diversos grupos de textos tiene sus particularidades y su propia riqueza estética. Pero de todos ellos hay uno que consideramos muy especial: el teatro. Los textos dramáticos, a diferencia de muchas otras obras literarias, son escritos pensando en su representación, en la puesta en escena a partir de personajes de carne y hueso que transiten vivencias y conflictos, elementos centrales de toda obra teatral. Por eso, el autor de teatro no solamente debe expresar qué le pasa a sus protagonistas, sino también qué piensan, qué sienten, cómo y dónde viven, cuáles son sus gestos y cuáles sus secretos.


Por eso este año, y junto a los estudiantes de 1ero, nos animamos a leer un gran clásico: La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. A primera vista podría pensarse que este texto puede resultar complejo, ajeno a las inquietudes y al universo que habitan los adolescentes de 13 o 14 años. Sin embargo, y a partir de lo que nuestra experiencia indica, es posible asegurar que es difícil resistirse a la riqueza y a la propuesta del poeta andaluz que, a casi cien años de haber escrito su obra, sigue convocando la atención de nuevos lectores y emocionándolos con sus personajes.


Son muchos y muy potentes los temas que se abordan en la obra de Lorca. El amor, el dolor, las convenciones sociales, la frustración amorosa y los prejuicios del pueblo español en épocas de guerra civil, que sofocan a sus personajes y que los condenan a actuar en función de la presión social.

En suma, se trata de una obra muy hermosa, -llena de símbolos muy potentes: los colores, los animales, el mar, el calor, la falta de agua, entre muchos otros-, que nos permite acercarnos a la tragedia como subgénero literario y sentir compasión por sus protagonistas. Con la lectura de esta tragedia, también podemos conocer las costumbres y las tradiciones que gobernaron las primeras décadas del siglo XX y que, sin dudas, determinaron el destino de muchos hombres y mujeres.